REFLEXIONES MENORES SOBRE LA ENTRADA ABIERTA AL PALACIO CERRADO DEL REY.
EDITOR: FRITZ GOTLIEB. AUTOR: APIANO LEON DE VALIENTE.
CAPÍTULO 8
DEL TRABAJO Y DEL FASTIDIO DE LA PRIMERA OPERACIÓN.
ACÁPITE 1 (CONTINUACIÓN)
Y ¿De qué sirve saber que la ignorancia alquímica se afinca y enraíza entre los Sopladores de Humo y los Archimistas?
El saber esto, a mi parecer, es de importancia, atendidas estas dos razones:
1.- Nos advierte que en el desarrollo del Ars. Regia debe evitarse, a todo precio, el quehacer empírico, esto es, experimentar al acaso, midiendo los avances por éxitos, en este caso muy dudosos, y rotundos fracasos.
De modo, entonces, que el resto de las Escuelas Alquímicas, todas aquellas que no son agrupaciones de Sopladores de Humo o Archimistas, son realmente Escuelas Sapienciales, de las que fluye Sabiduría. En ellas ya se conoce su contenido desde su Alfa a su Omega. En otros términos, la experimentación alquímica debe reducirse a la exacta reproducción de fórmulas o procesos explícitos ya descubiertos originalmente, y no pretender trabajar para re-inventar la rueda.
Entonces, no es conveniente abrazar la condición de un solitario y laborioso alquimista autodidacta, aunque se guíe por los mejores clásicos del Arte Real, porque nadie, ni él mismo sabrá si tiene la lucidez y comprensión necesaria para digerirlos.
Menos aún, sería recomendable la existencia de “Maestros” autodidactas que estén a medio camino de la Piedra Blanca y de la Roja porque, tarde o temprano, arribarán a un callejón sin salida, y deberán hidalgamente reconocer y confesar que han fracasado.
Otros, antes de redondear su magisterio, podrán morir aquejados de enfermedades o accidentes, como cualquier hijo de vecino, y allí quedarán su obra, libros y discípulos, quizá dispersos y abandonados al garete.
Hay un apotegma que precisa que la instrucción iniciática debe practicarse de boca a oído, entre un Maestro con todos sus logros y merecimientos de rigor y su discípulo.
No obstante lo dicho, con respecto al Magisterio alquímico, existe otra posibilidad, la que el Maestro, porque así lo estima necesario, designe a uno de sus Discípulos Aceptados (Aceptado previamente por el mismo Preceptor) y que ya participe activamente en la Logia del mismo Maestro, para que difunda, en el presente, la Enseñanza en su medio y su época. Antes de poder aceptar tamaño honor y responsabilidad de servicio hacia sus semejantes, ha debido permanecer, en su actual encarnación, junto al Maestro, no menos de unos cincuenta años, bajo su estricta tutela, y haber recibido el permiso para exponer y escribir sobre este Arte-Ciencia. En la línea de su Instructor.
2. La segunda razón que tiene el conocer la existencia de las Escuelas espurias de los Sopladores de Humos y los Archimistas, es la de saber con plena certeza que el resto de las Escuelas existentes, sean Espagíricas, Alquimia Zen, Alquimia Tradicional de Alto Grado, Tántricas y la infinidad de Escuelas orientales, que aún perduran, pertenecen a Sistemas Sapienciales o de Sabiduría.
Por la impronta de profundo conocimiento que a todas embebe, ningún alquimista de cepa debería descalificar a ninguna o mirar a las ajenas por sobre su hombro, ni procurar sembrar el odio y la insidia entre ellas.
El problema que hay es que los Sopladores de Humo del presente se infiltran en ciertas Escuelas y desde esas tribunas, sin argumento alguno, cree que pueden encharcar a otros laborantes de la Gran Obra, pero son ellos lo que se degradan y ponen en evidencia su insuficiencia moral y deficiencia de materia gris.
Filaleteo enuncia la manera en que comienza a operar la Alquimia Tradicional, al decir que después de la bendición de Dios, que equivale a la autorización para ingresar al noble actuar alquímico, se requiere de un buen principio, vale decir la guía y auxilio de un Maestro. Así, posteriormente surgirán los primeros resultados de la Obra, pero sólo con el debido:
-Trabajo.
-Ingeniosidad y
-Asiduidad.