Reflexiones Menores de la Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey
Autor: Apiano León de Valiente
Capítulo 21 – Acápite VII
De la Combustión de las Flores y de Cómo Evitarlas
ENUNCIADO
Filaleteo opina que en todo el Arte Regio basta con recibir el fuego interior y con eso la materia concluirá adoptando la forma de un polvo de un color muy negro.
Si no fuera así, la culpa sería de:
- Tu mercurio
- De tu régimen
- O de la disposición de la materia
- O también si por casualidad hayas movido o agitado el vaso
Lo que te hará alargar la obra o incluso perderla definitivamente
ANÁLISIS
Ireneo Filaleteo nos sugiere que sin fuero interno no hay Alquimia, y que principalmente el Arte Real, consiste en mantener dentro del vaso o cuerpo del iniciado un fuego permanente y debidamente calibrado. Nada más que esto bastará para que a su debido tiempo la materia del aprendiz se transforme en un polvo muy negro que le avisará que sus pasos ya recorren el derrotero alquímico, la Vía Larga primero y la Vía Corta después.
Si esto no es así, la culpa será:
- De tu mercurio
- O de tu régimen
- O de la disposición de la materia
- O que por el azar hayas movido o agitado el vaso
Estos son errores que te retrasarán la obra o la perderás.
De tu mercurio
Cuando se dice que la culpa es de tu mercurio quiere decir que la materia no absorve correctamente el Alkahest, y como resultado no puede realizar el Solve et Coagula, por que la energía del fuego es insuficiente y por lo tanto no penetra en la materia endurecida para disolver las durezas que la oprimen y la impregnación del Alkahest no es bastante potente.
De tu régimen
Debido a las deficiencias anteriores no hay fuego (Azufre) que de impulso a la rotación de la rota microcósmica, de modo que no puede realizar el primer régimen de mercurio o régimen de fuego que da inicio al desarrollo de la obra alquímica. El alquimista novicio no respeta las normas que rigen al desarrollo de la obra, y se inventa un régimen a su gusto y por eso fracasa.
De la disposición de la materia
El aprendiz no está motivado en desarrollar su obra alquímica, su materia no tiene el afinamiento necesario, porque el aprendiz persiste en su hacer artificioso, y trabaja fuera de la obra, y no dentro de la obra, la concibe intelectualmente o emocionalmente, pero no trabaja en ella ni dentro de ella, y es solo tocado superficialmente por el Alkahest, y esto acontece por que el adepto no respeta las normas que reglan la secuencia y desarrollo de la obra alquímica.
Que por el azar hayas movido o agitado el vaso
Finalmente otro perjuicio grave se sufre si por azar hayas movido o agitado el vaso, lo que te hará alargar la obra o incluso perderla.

Es necesario recordar al laborante que solo debe limitarse a cumplir y desarrollar el proceso del Solve et Coagula. Para ello el vaso de su cuerpo debe permanecer inalterable en completa paz. No debe ser violentado por la entrada de continuas corrientes caóticas que manipulan a su amaño los procesos que se desarrollan en el vaso.
Son estas convulsiones desmedidas las que deben ser controladas permanentemente porque un actuar inadecuado alarga y paraliza definitivamente la obra.
Para impedir el fracaso de nuestro trabajo interno, se debe actuar con profunda serenidad y permanente vigilia. El discípulo debe ser capaz de identificarse con el ojo de la tormenta, que es aquel punto donde no llega el desorden atronador y por lo tanto no está expuesto a los azares e imprevistos, y sobretodo alejado de las terribles vibraciones de Escilas y Caribdis.
Todo lo que se efectúe en contra del proceso alquímico alarga o paraliza definitivamente la obra.