Reflexiones Menores de la Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey
Capítulo 21
De la Combustión de las Flores y de Cómo Evitarlas
Acápite I
Enunciado
La combustión de las flores, no es un leve error aunque se comete fácilmente con frecuencia, de este modo las flores entran en combustión antes que sus tiernas naturalezas hayan aflorado con perfección.
En efecto al principio hay tal copiosidad de humor o líquidos en nuestra materia no trabajada, que si riges la obra con un fuego más fuerte de lo necesario, ese líquido se transformará en un gas potente cuya fuerza puede quebrar tu vaso o cuerpo.
El vaso no soportará la abundancia de los vientos y se romperá a menos que el vaso sea demasiado grande.
Y si bien se utiliza un vaso excesivamente fuerte y se le aplica un calor exorbitante, excesivo, los vapores o vientos producidos no quebrarán el vaso, pero el humor se dispersará tanto que no podrá volver sobre su cuerpo, por lo menos, no lo suficiente como para restablecerlo.
Análisis
El desarrollo de la obra, que comienza y se caracteriza por un proceso que tiene un ritmo graduado y que fluye naturalmente, no debe jamás ser violentado, ni apresurado indebidamente.

En los casos en que se ejerce una presión prohibida, se generará un calor potente y descontrolado que quiebra el vaso.
Este calor corrosivo y destructor nace del desequilibrio que se manifiesta entre el estado mercurial y lo meramente material, o designios de una personalidad humana no iluminada que se entromete profundamente en la obra y procura dirigirla. Con esto el proceso alquímico es acelerado indebidamente y se genera un descontrolado ardor que quiebra el vaso.
En otras palabras, se incurre en este grave error, que es muy fácil de cometerse cuando el aprendiz de alquimia, conocedor del Solve et Coagula, no resiste la tentación de aumentar en demasía su impregnación mercurial, para lograr artificialmente una meta falsa y engañosa.
¿Qué son las llamadas flores que se combustionan erróneamente?
Se entiende por flores a los espíritus encerrados en la materia, cómo lo son, entre otros, el azufre y el mercurio interno, aquí hay que decir, que por la excesiva combustión el azufre se quema y perece, y que el mercurio interno se ve impedido de desarrollar su función, si en su entorno se carece de azufre.
Si bien no puede ser quemado lo mercurial, no es menos que la quemazón del azufre impide la prosecución de la obra. Como consecuencia el Alkahest no puede extraer de esa masa caóticamente condensada el azufre, y el proceso no puede combustionar a la materia por falta de mercurio y azufre suficiente, la tierra no se descompone, sólo hay una deficiencia de vapores.
Se paraliza el rotar del Solve et Coagula, disminuye la Lluvia Áurica del Alkahest, y el Rocío Cocido del Rebis. Consecuencialmente la tierra se reseca, cuartea y el vaso se rompe. Este desenlace se proyecta con visos terroríficos en el cuerpo del estudiante.
Durante el normal curso de la obra, su resultante con un aspecto aún lozano, en tanto se cometen las infracciones aludidas, con rigidez fulminante se adopta paulatinamente el mismísimo aspecto del retrato de Dorian Grey, su cuerpo se reseca y el vaso se rompe.
En este principio de la obra el cuerpo del alquimista está envuelto por una materia no trabajada que con su peso y densidad mantiene inactiva las facultades latentes dentro del contenido del vaso.
Al producirse la quemazón de los espíritus vivos o flores, se paralizará la obra. El Alkahest continua calentando intensamente a las costras metálicas, activa sus excrecencias encendiéndolas, gatillando sus partes compulsivas y convulsivas propias de sus mecanismos artificiales, predominando la fuerza caótica.
Filaleteo indica que el fuego convulsivo no quiebra el vaso si este es demasiado grande. Este vaso grande es un continente excesivamente materializado fuertemente compactado con sus durezas.
Tal cuerpo se opone tozudamente a ser penetrado por la luz, presenta una sólida barricada ante el avance de las energías mercuriales.
Su fuerza material desconectada durante cierto tiempo, aparenta ser más poderosa, pretendiendo elevarse. Sin embargo aparece a su lado como una irradiación precaria incapaz de atravesar ese vaso, como tampoco lo hace la lluvia áurica, ni el rocío cocido.
Lo mercurial ante esa mole se dispersa sin tocarla y no retorna a ese cuerpo oscurecido. Y si lo hace es en un grado de menor intensidad que no lo restaura.
¿Qué son los espíritus vivos?
Son los elementos que laboran en el continuado proceso de la obra, como el Azufre, el Rebis, el Elixir y los Chakras, y se llaman espíritus permanentemente vivos porque ellos son una secuencia en el desarrollo de la obra alquímica.